viernes, 9 de enero de 2009

Escribir a cuatro manos, que no patas

Hoy he terminado la primera versión de la primera versión del guión de mi novela Atrapada en el Limbo, que llevará otro título cuando, los dioses, las subvenciones y las televisiones mediante, se lleve al cine. En el cine, escribir es reescribir, así que supongo que haremos una segunda versión y una tercera de la primera versión, antes de pasar a la segunda versión. El cine es esperar, dicen. En el cine hay mucha frase hecha, me parece a mí... De momento, una productora ha comprado los derechos y nos han contratado a Manuel Martín Cuenca y a mí para que escribamos. Los primeros pasos están dados y yo ya tengo elegido el modelo de David Delfín para el estreno (él aún no lo sabe, pero ya se lo notificaré).
Han sido varios días de reclusión en las montañas. Manuel Martín Cuenca será el director de la peli y escribimos el guión a eso que llaman cuatro manos, que a mí al principio me asustaba un poco, ahora puedo confesarlo. Pensaba que podía ser a cuatro patas, en plan Huston en la Reina de Africa, tomando gin tonics para combatir la malaria. Pero no, al parecer consiste en que cada uno está en un cuarto de la casa, escribiendo durante 8 o 10 horas y, al final del día, nos reunimos en el salón para ver lo que ha hecho el otro, partirnos de risa, comentar, cambiar, discutir un poco (muy poco, la verdad), borrar y reescribir.
El encierro podía haber acabado como el Resplandor y yo, por si acaso, guarde las hachas... Más por mi que por Manolo. La convivencia conmigo es complicada, en general, y antes del café me parezco bastante a Jack Nicholson mirando con cara desencajada por la grieta que acaba de infringir a la puerta. Al final del día, siempre tenía miedo de que Manolo se me quedara mirando fijamente, sonriera (tirando a desconcertado) y me dijera: "¡pero Silvia! je je, aquí... aquí sólo pone no por mucho madrugar amanece más temprano, no por mucho madrugar amanece más temprano". Como pueden comprobar no ocurrió, este texto lo escribo con ambas manos, que ahora vuelven a ser dos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que huevos, con perdón, recluirte con otro escribidor... Yo cuando he hecho eso (un guión), he apreciado horrores el rebote de ideas con el otro, pero luego cada uno a su casa a escribir.