Ayer vi “21 días”, el programa de Cuatro de periodismo gonzo, en el que la periodista, esta vez, hacía el experimento de pasarse todo el día fumando porros. Lo primero, decir que tanto ella como el programa me parecen de lo mejor que puede verse en televisión. Pero lo que me enseñaron ayer no me convenció en absoluto. Los que sabemos cómo funciona el asunto lo tuvimos claro y no hizo más que corroborar algo evidente que todos los expertos en drogas y, por supuesto, el gran Escohotado, llevan diciendo desde hace años y que él, por enésima vez, repitió en el programa. No todo el mundo debería consumir drogas y obviamente, el cannabis, es una droga. En el programa nos mostraron dos ejemplos de gente que ha tenido serios problemas por el consumo de esta sustancia y que se ha visto obligada a acudir a centros de desintoxicación porque los porros afectaban su vida normal y les producían cambios de humor, paranoia y una serie de alteraciones mentales. Está bien que esta gente diera su testimonio. No había más que oírles para darse cuenta de que eran personas con una clarísima tendencia al desequilibrio emocional y mental que jamás deberían haber tomado ni cannabis, ni alcohol, ni anfetaminas, ni café, ni te ni probablemente chocolate del de comer. El mensaje es claro: los porros son una droga y, como tal, no debe consumirse hasta que las conexiones neuronales y la estructura cerebral esté totalmente formada (es decir hasta los 18-19 años) y cualquier persona que note que al probarlos le afectan negativamente debería dejar de consumirlos. En un programa de Dragó sobre enteógenos en el que participé, uno de los grandes expertos en la materia, Manuel Villaescusa, puso un ejemplo claro. No todo el mundo debe hacer submarinismo. La gente claustrofobia, problemas respiratorios o del corazón no deberían hacerlo, si lo practican corren un riesgo enorme, pero por ello no debe decirse que el submarinismo es malo ni debería prohibirse.
Pero es mensaje, aunque se dejaba intuir, no quedó del todo claro. Tendía más bien a considerar que el cannabis es malo, en general, sin especificar. Eso sí, excluyendo su uso terapéutico para enfermedades como el cáncer o la esclerosis múltiple, pero eso no es suficiente para explicar de verdad en qué consiste esa sustancia y para que la sociedad no dramatice y convierta en un conflicto, en un drama algo que no lo es. Señora, si su hijo es normal y tiene 20 años, no se preocupe porque fume porros o preocúpese, pero no más que si se toma unas cañas al salir de la facultad.
Yo eché de menos el testimonio de, al menos, una persona (por equilibrar) que lleve una vida normal y que consuma habitualmente cannabis. Conozco bastantes ejemplos. Gente con puestos relevantes, con hijos, trabajos de responsabilidad que, en algunos casos, fuman porros al acabar la jornada laboral, como el que se va de cañas, y en otros, cuando se trata de freelance que trabajan en casa, durante toda la jornada, sin que esto altere su productividad. Adultos que lleva 30 años haciéndolo y que probablemente, si no fumaran, tendrían que estar tomando ansiolíticos en algunos casos y en otros tendrían graves problemas de estrés o que simplemente fuman porque les gusta, les hace sentir bien y listo.
La periodista, claro, haciendo el reportaje, llegaba al extremo. Se pasaba literalmente todo el día, desde antes de desayunar, fumando, y su conclusión final era que esto le afectaba a la hora de rendir, de concentrarse…Evidentemente. Yo vi el reportaje con una persona que consume esta sustancia a diario y esa mismo ser humano, que lleva una vida normal y que no viste con chándal ni arrastra las sílabas al hablar, se quedó impresionado por el tamaño de los canutos que fumaba la reportera, la cual, en Ámsterdam, probó algunas de las especialidades más fuertes, con un efecto claramente alucinógeno, que nadie con dos dedos de frente consumiría para un uso que no fuera plenamente recreativo, es decir, un día que no tuviera ningún compromiso importante. Comentaba también, de camino a la entrevista con Escohotado, que era incapaz de hacerla en ese estado. Obvio. Si se hubiera tomado 6 cañas, tampoco estaría en condiciones de hacer una entrevista, en cambio quizá si se hubiera tomado una o fumado un porro menos cargado pues sí.
Hace unos días, otro de los expertos en el asunto, Dragó, comentó algo que la mayoría tomó como una “boutade” pero que yo creo que es una sugerencia de lo más lúcida. El dijo que una manera de acabar con la crisis mundial era acabar con el prohibicionismo de la droga. Vamos, que si los estados ganaran, como con el tabaco o el alcohol, un porcentaje (en blanco, no en negro, como hasta ahora) por la venta de drogas que el PIB aumentaría considerablemente… ¿Ya? Ya han pasado las risas, los comentarios jocosos etc, vale, pues ahora a lo mejor conviene reflexionar seriamente sobre el asunto.
A todo esto, yo no fumo porros. Tengo la tensión muy baja y me sientan fatal, por si alguien piensa que todo esta parrafada es una cuestión meramente personal.
18 comentarios:
No vi el programa pero si el anuncio y tenía pinta de sensacionalista. Menudo porro se fumó el señor Dragó cuando comentó lo del fin de la crisis mundial finiquitada gracias a la legalización de algunas drogas.
Hace años que no fumo porros, tal vez ahora tolero menos el estrés. Dejé el tabaco y el polen, la María, me gustaba menos.
Además, comprendí que las drogas no eran para mí. No me sientan bien.
Comunicado de la FAC sobre el programa:
21 días de estupidez y porros
Cómo engañaron los responsables de 21 días a la gente para que participara:
La patita enharinada de 21 días - cannabiscafe
Entiendo que con esto está todo dicho.
Por lo demás, las opiniones de los usuarios arrepentidos sobre la legalización son tan válidas como la de cualquier alcóholico irredento que abogue por la prohibición del alcohol para los que sabemos usarlo, es decir, no valen una puta mierda.
Y mira que los de Cuatro tenían a su disposición a uno de los señores que más y mejor argumentan sobre esta cuestión (Martín Barriuso), pero ni siquiera fueron capaces de poner en el rótulo otra cosa que "Martín (sin apellido) -consumidor". Entre esta chusma y Goebbels, me quedo con Goebbels.
DDAA, en el fondo, obviamente, estoy de acuerdo con lo que opinas y aunque el tono no lo comparto, creo que, como siempre, es interesante tu punto de vista, como experto. Dos puntualizaciones: Lo de Goebbles, como forma de hablar, vale, pero, vamos, que creo que no es muy afortunada ni tiene sentido la comparación. Y por otra parte, que supongo que cuando hablas de que "cualquier alcohólico irredento...", te refieres a alcohólico irredento y con pocas luces. No todo el mundo que deja de tomar una droga se convierte en un detractor fundamentalista. Muchos de los mensajes que he recibido a raíz de este post en Facebook (y el de jazznoize) son precisamente de gente que ya no fuma porros y que está a favor de su legalización etc. Yo donde veo el problema de ese programa es en que han escogido a los ex fumadores menos indicados, hay gente mucho más lúcida que podía haber dado un punto de vista mucho más cabal del tipo "a mí hubo un momento en el que me empezaron a sentar mal o es una droga que a mí no me gusta, pero no estoy en contra de que la consuma el que disfrute con ella". Y por otra parte, creo que la clave del programa (que probablemente empezó con una intención y luego se echó atrás por presiones, lo cual no les disculpa, pero yo sé cómo funciona el periodismo y a veces pasan estas cosas) está en la cocina de Escohotado, cuando la periodista dice que no sabe qué le va a preguntar y alguien (no sé si la cámara o la redactora o quién) le dice algo así como ¿y porqué no le preguntas por los posibles efectos adversos del cannabis? ahí es cuando la periodista vuelve y le interroga a Antonio sobre el tema y él (bastante mosqueado, como es lógico) le dice que hombre, de eso lleva hablando un buen rato. Vale, la periodista en ese momento no estaría muy concentrada, pero la que le dijo que hiciera la pregunta, se supone que no había consumido nada y ese comentario desvela claramente que el programa tendía hacía allí. Yo creo que el error es haber planteado ese programa, sin más. Mucho tienen que cambiar las cosas para que que se pueda hacer algo en un medio de comunicación generalista realmente objetivo sobre el consumo del cannabis. Porque siempre que intentes dar una visión en la que no se demonice va a haber alguien de las "altas instancias" que diga que no se puede hacer apología de esa droga.
Por cierto, repasando tu mail, quería pedirte que borraras el enlace en el que aparece la dirección de mail de la redactora que se puso en contacto con Cannabis café. No estoy de acuerdo con que se de públicamente su mail personal y por eso no quiero colaborar en su difusión. Como tú puedes editar el comentario, te agradecería que lo hicieras.
Yo no vi el programa porque otra de las cosas que he dejado ha sido la televisión (mi salud mental me lo agradece cada día) pero,por supuesto, he visto algún que otro vídeo en internet y leído muchas opiniones acerca del reportaje.
Que es sesgado y tiene una intencionalidad clara se veía venir desde que se anunció. Lo políticamente correcto es lo que prima y ninguna cadena generalista quiere mancharse las manos haciendo lo que ciertos sectores podrían considerar "apología del consumo de drogas".
Por otro lado, la periodista llevó al extremo un comportamiento que, en la mayoría de los casos, no suele serlo tanto. Estar fumando porros (¡y qué porros!)desde que se levanta, incluso antes de desayunar, no es para nada la forma de consumir habitual.
Yo he crecido en un entorno familiar en el que se fumaba cannabis de un modo natural, recreativo y sin esas fatales consecuencias de las que tantos hablan. Más tarde, en mi entorno amistoso, se dio una situación parecida. El paso de los años te enseña que es una gran mayoría la que consume cannabis sin mayores consecuencias ni, mucho menos, como primer escalafón en el camino a drogas más duras.
Que hay gente que empieza con los porros y sigue subiendo peldaños es algo que no pongo en duda pero ahí entrarían otras cuestiones como, por ejemplo, personalidades adictivas u otras cuestiones psicólogicas o sociales.
Yo personalmente he consumido cannabis pero me sienta fatal y con un par de caladas acabo durmiéndome en el sofá más cercano. Ha sido decisión propia no consumirlo o hacerlo en ocasiones muy puntuales. Y, por supuesto, ni censuro ni juzgo ni critico a quien lo haga. Estaría bueno...
Copio un comentario que ha hecho Elena en mi facebook (después de pedirle permiso, claro). Creo que es interesante para el debate
Elena Figueras Albi ha escrito a las 11:21 del 29 de marzo
Me he metido en tu blog y he intentado comentarlo ahí pero no me salía ningúna palabra para verificar...Bueno, que estoy de acuerdo con lo que dices, pero que, si la reportera se fumaba trompetones desde antes del desayuno, más que con 6 cañitas yo lo compararía con 2 botellas de vinazo para ella sola...
Estimada Silvia
Hace unos años se publicó un libro titulado "Drug Warriors and Their Prey" ("Los guerreros antidroga y sus víctimas") donde se establecían atinadas comparaciones entre la narcocruzada y la persecución de los judíos en la Alemania nazi comparación que, por otra parte, ya habían hecho autores como Escohotado y Szasz, si bien nadie la ha desarrollado con tanta profundidad como Lawrence Miller, autor del libro.
Es posible que comparar a los actuales periodistas con Goebbels por su tratamiento de la cuestión de las drogas parezca exagerado a algunos, pero a mí, que llevo unos cuantos años dando la tabarra con estos temas, me parece muy ajustado a la realidad. En pcoas palabras, esta monumental farsa que es la prohibición habría terminado hace décadas de no ser por la complicidad de unos sujetos que se hacen llamar "periodistas" y no son más que propagandistas de tercera categoría.
Como bien dices, la inmensa mayoría de quienes dejan el cannabis no son retrasados mentales o lloricas, como los que aparecieron en el programa de Cuatro, pero los medios sienten una pasión digna de mejor causa por estos especímenes y se cagan de miedo ante la posibilidad de que alguien (como Martín Barriuso o Escohotado) plantee la cuestión en sus justos términos, con conocimiento de causa y con argumentos de peso. Por eso, los únicos que mencionarion la palabra "legalización" fueron los que menos podían hablar de ella, no los que más.
Toda la historia del tratamiento mediático de las drogas se podría resumir en presentar las excepciones como norma y lo que es norma como excepción, y a ese guión, milimétricamente diseñado y férreamente aplicado se ajustaron los autores del programa. No es un error sino algo totalmente intencionado.
En cuanto al mail de Lara Casanovas, fue ella la que se registró en el cannabis café cuando necesitaba la colaboración de los foreros, la que lo hizo público y la que debería habérselo pensado antes. Por mi parte, ya le he enviado, a ella y al otro señor de boca a boca, un mail correctísimo afeándoles su manipulación y su doble juego.
El 99% de las drogas joden la memoria.
Y sigo pensando que la gente no se toma en serio el tema de los porros y en muchos casos lo toman como algo inocuo.
El programa no lo vi pero igual me pongo a ver algo de tv, parece que vivo en el espacio exterior.
Me acabo de enterar de lo del cantante de los Cramps.
DDAA. Tildas de chusma a unos inexpertos on teledirigidos periodístas que son el último eslabón de la cadena, y prefieres al NAZI innombrable propagandista.
Alucino.
Dice mucho de ti.
Los medios de comunicación no son un poder paralelo, son el brazo propagandístico de la clase dominante, pero hay excepciones (a nivel personal) de periodístas, que seguro que luchan por no ser manipulados y sobretodo por autocensurarse, algo de lo que seguro que se produce de manera masiva en España.
Saludos.
Tampoco se le podía pedir peras al olmo, ¿no?
Estimado DDAA, admiro profundamente tanto a Escohotado como a Szasz. Había leído algo sobre el tema del que hablas de la narcocruzada y la persecución de los judíos, pero no he profundizado tanto como tú en el asunto ni tampoco tengo tu informacion sobre el tema del antiprohibicionismo en general (aunque he leído mucho sobre la cuestión y sigo el asunto muy de cerca, con Ulises, blogs, conferencias etc). Leeré el libro que comentas para ver qué argumentos aporta. Pero, a priori, creo que en este caso concreto del que hablamos esa comparación no se puede tomar en serio. Y dudo mucho que Escohotado o Mario Szasz compartan (aplicándola a este programa) tu opinión y, en fin, si lo hicieran, pese a mi admiración hacia ellos, a priori, repito, discrepo. Pero gracias por tu información, siempre es interesante tener otros puntos de vista.
El 99% de las drogas joden la memoria.
Ya lo decía Enric González el viernes pasado:
No conviene preguntar por qué están prohibidas ciertas drogas, mientras son legales el aguardiente o los pitillos, o las pistolas. La pregunta conduce inexorablemente a un diálogo de besugos ("¿quiere que se droguen sus hijos?") o a la evocación penosa de las víctimas.
... O a los efectos chungos de tal o cuál droga, o a sobados topicazos sobre "niños y jóvenes".
Pero esto no va de los efectos de las drogas, sino de los efectos de su prohibición, así que dejemos a un lado las chiquilladas, las frases lapidarias y el diálogo de besugos del que hablaba Enric. En suma, hablemos de cosas serias. De esas cosas que nos escamotean continuamente los media en favor de su abyecta y continua felación a las instituciones antidroga.
Por lo demás, si Silvia ha leído con atención el post sobre la patita enharinada (ver arriba), seguro que encontrará en él más motivos de censura en los responsables de este programa de entretenimiento que en quienes hemos sido sus víctimas.
Y no me refería antes al experto cabalista Mario Satz, sino al lúcido antipsiquiatra Thomas Sazsz, cuyo libro "Droga y ritual", a diferencia de la apolillada propaganda de Cuatro y demás mamporreros de la prohibición, sigue sonando tan fresco y convincente como cuando fue escrito, hace ya más de treinta años. La de muertes y tragedias que nos hubiéramos ahorrado durante este tiempo si se le hubiera hecho la mitad de caso que a tanto soplapollas a sueldo de las industrias de la adicción (o Complejo narco-carcelero-industrial).
Vale la pena recuperar este resumen de las ideas de Szasz a cargo de Fernando Savater. El texto tiene ya 22 años:
En la medieval etapa teocrática, los súbditos aceptaban la unión entre Iglesia y estado; hoy aceptamos la unión entre medicina y estado. La palabra droga no es un término científico, sino una consideración política. Las drogas no son ante todo un problema a resolver sino un. derecho a reivindicar. El Estado no tiene más legitimidad para prohibir ideas políticas, libros pornográficos o doctrinas religiosas que para vetar determinadas sustancias llamadas drogas. La noción fundamental en el planteamiento de Szász es la casi sonrojante olvidada de "responsabilidad". la auténtica degradación moral y política no es consecuencia del abuso de ninguna daflina droga, sino de la delegación culpable de nuestra responsabilidad de seres autónomos en manos del Estado. No hay peor adicción que ésta ni de más aciagas consecuencias, como está a la vista de quien quiera ver.
Las drogas sin pánico
DDAA. Tildas de chusma a unos inexpertos on teledirigidos periodístas que son el último eslabón de la cadena, y prefieres al NAZI innombrable propagandista.
Alucino.
Dice mucho de ti.
La verdad es que no sé a qué eslabón de la cadena habría que adjudicarle la responsabilidad de que el programa pasara de ser lo que prometía Lara Casanovas a lo que finalmente salió. También me pregunto si las obsesiones de Samanta Villas -improbable partidaria de la normalización, según confesó ayer en el chat del prgrama- con los adolescentes en peligro y con desmentir una inocuidad del cannabis que no sostiene nadie medianamente serio en el movimiento cannábico responde a una expresión de sus inquietudes o formaba ya parte del guión desde un principio. En cualquier caso, entre todos la mataron y ella sola se murió, que es lo que importa.
Por lo demás, Goebbels fue el inventor de la propaganda moderna, que consiste en introducir el mensaje en un formato de entretenimiento, pero sus alumnos han ido mucho más allá de lo que jamás habría soñado el jerifalte nazi, así que sus hallazgos son hoy casi ingenuos comparados con lo que ha venido después.
Ya lo dijo Shane MacGowan: Las dos drogas más adictivas son el brandy y el crack.
Es verdad que hay cierta tendencia a pensar que el cannabis no hace nada muy malo y que no estaría mal que según que gente se diese cuenta de cómo le afecta en su vida diaria. Pero es muy heavy el sesgo del programa. Tanto, que i había una intención proprohibción, les ha salido rana. Demasiado ex adicto, demasiada caricatura... Por no hablar de las reflexiones y los análisis de la chica (el cannabis no atonta tanto).
Como dice DDAA (o Sazs), esto es un problema de responsabilidad. No debería intervenir el Estado en nuestra decisión de si queremos intoxicarnos, cómo y cuánto.
Del mismo modo, el problema de este programa también es de responsabilidad (y de conciencia). Dice Samanta Villar en el foro de Cuatro que está "a favor de la legalización". Su programa no lo demuestra.También dice lo siguiente: "Me habría gustado incluir partes que finalmente no salieron. Pero esto es un trabajo de equipo y yo no tengo la última decisión en todo". Y otra cosa: "Ningún sesgo se le permite a ningún presentador. Tampoco son impuestos. En mi experiencia como periodista nunca he tenido una libertad del 100% a la hora de trabajar. Todos tenemos jefes y seguro que sabes qué es eso. Al mismo tiempo digo que nunca he tenido censura directa".
Otra vez la responsabilidad. En un programa de este tipo, el periodista (ella) da la cara y la edición transmite su punto de vista. Si no coincide con el real, malo. Si lo sabes antes, no lo hagas. Propón otro tema.
Yo soy periodista y nunca he tenido que hablar a favor de la prohibición. Si me lo hubiesen propuesto, no lo habría hecho. Más importante que perder el control en una entrevista con Escohotado es no perder el control de tu trabajo, de tu conciencia, de tu libertad.
En fin, seguiré haciendo submarinismo y fumando porros en algún concierto. Y, Silvia, hablando de periodismo gonzo, ¿cómo habría sido el programa si lo hubiese hecho Hunter S. Thompson?
Totalmente de acuerdo, Pedro. Por eso digo que probablemente el problema está en haber elegido ese tema. El concepto de programa es muy bueno, pero es tan bueno precisamente porque se da un punto subjetivo, el de la experimentadora. Lo ideal no sería ni siquiera, creo, que el reportaje refleje la postura a favor del antiprohibicionismo de Samantha Villar, porque se trataba (entiendo) de ver si alguien que fuma habitualmente porros puede llevar una vida normal. Si el resultado hubiera sido que no, pues vale, me da igual lo que piense la periodista, pero si es que sí, pues que se vea. Pero el planteamiento es erróneo desde el principio. Lo ideal hubiera sido que el experimento lo hiciera alguien habituado a fumar (si la cuestión era estar fumando todo el día) y, que si lo hacía ella, consumiera dosis mucho menores (ya que, al parecer, no es consumidora habitual) porque imagino que la idea era ver si alguien que fuma habitualmente, como el que se toma una caña antes de comer, un vino comiendo, un carajillo, una cerveza a media tarde y un cubata por la noche, por ejemplo, puede llevar una vida normal.
Pero vamos, repito, que en una televisión nacional y comercial es imposible que salga un reportaje objetivo sobre el cannabis, porque aquí objetividad se entiende por la mayoría como apología. El error de Samantha fue proponer el tema. Yo, desde luego, jamás he propuesto ese tema en los medios donde trabajo porque sé que es complicado que me dejen escribir lo que realmente opino, pero, repito, su reportaje no era de información ni de opinión, sino de experiencia. Eso sí, en mi caso particular, sí que siempre que he podido he cubierto seminarios en los que participaban Escohotado, Dragó, Shulgin o J.OTT, he entrevistado a Escohotado cuando ha sacado libros del tema etc etc, ahí sí que tienes libertad porque es el entrevistado el que da su opinión, no el periodista y ella, en efecto, perdió una gran oportunidad con Escohotado y con Martín Barriuso.
HST no hubiera hecho el reportaje. Me temo que por desgracia, ya ningún medio le dejaría publicar sus reportajes.
El primer lugar: Los temas no los propone Samanta, tampoco Lara Casanovas. Siempre hay un jefe por encima y encima de éste alguien que dirige el lugar donde se emitira el programa. Es decir Canal 4. Marihuana se plantea desde la dirección del programa. Samanta se limita a ejecutar unas entrevistas y una experiencia que el equipo plantea desde un sano equilibrio. Una vez rodado todo. Todo. El super jefe que tiene todo el mundo, decide que no le gusta, que en dos semanas quiere programa. Los que pagan exigen que se recorte el programa, que se ruede a personas que hayan tenido problemas. No quieren arriesgarse a dar una visión pro marihuana. Son un medio público. Hay una tremenda crisis en el equipo del programa. Los trabajadores exigen no mancillar su nombre pero los directores, con una visión más prágmatica, con la presión de tener un programa terminado para emitir, se ven obligados a acatar la orden.
La intención incial no tenía nada que ver con el programa final. Se esperaba una valoración más positiva del trabajo realizado, pero los medios (directivos de televisión) tienen un pacto no escrito sobre lo que se debe y no debe decir sobre la droga. Nadie quiere dar el primer paso sobre la legalización.
21 días pecó de ingenuidad. Igual que los que particaron. Sus protagonistas fueron caricaturizados, y parte del equipo (Samanta Villar y Lara Casanovas) acusadas de urdir una trama en la que no tuvieron ni voz ni voto.
Anónimo, exactamente a eso me refería cuando decía que Samantha no debería haber propuesto nunca ese tema. Mil gracias por tu explicación, entiendo que has estado muy cerca del equipo de ese programa y que conoces sus entresijos. Efectivamente, como dices, el programa pecó de ingenuidad porque lamentablemente, como hemos dicho varios en este hilo, nadie va a dar el primer paso. De cualquier manera, creo que ya que es un programa tan personalista en el que Samantha cuenta SU experiencia, quizá debería pedir más control sobre lo que investiga. Si realmente, como dices, ella es una especie de "presentadora" que, por lo que dices, poco más que sigue un guión, lo va a pasar realmente mal y no por los 21 días que duran sus reportajes. En el periodismo escrito, cuando un redactor escribe algo con lo que no está de acuerdo y tiene que hacerlo por presiones del medio donde trabaja, no firma ese artículo. Si ella no estaba de acuerdo con algo que lleva no su firma sino su cara, que hubiera dimitido. Si no, tiene que asumir las consecuencias. Ese reportaje está "firmado" por ella. Por otra parte, el de la anorexia, por ejemplo, me pareció muy bueno.
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