Esta es una versión del Quiero todo Esto de Goytisolo que me han encargado para el programa Tot es Comedia de la SER.
Quiero que no me dejen salir por las noches, para querer hacerlo
Quiero que me digan que eso no me conviene para quererlo aún más
Quiero que me prohíban subir a la montaña rusa para querer montarme de una vez por todas
Quiero que me obliguen a ir tirarme por un precipicio para no despeñarme casi todos los días
Quiero no querer
Quiero que los pasteles no engorden y así no querer empacharme
Quiero que no me miren para poder mirar
Quiero que no me quieran tanto, para querer un poco más
Quiero que trabajar sea pecado, mortal
Quiero tener insomnio para querer dormir y que me despierten con un beso
Quiero un servicio de habitaciones
Quiero un bolso de hermés
Quiero vivir en Formentera
Quiero un penthouse en Nueva York
Quiero que Lancelot del Lago mate al Rey Arturo y se case conmigo
Quiero comer perdices
Quiero una villa en la Toscana, si es en el Piamonte tampoco me importa
Quiero un mayordomo
Quiero un palacio en el Rajastán
Quiero teletransportarme
Quiero no echar de menos, ni de más
Quiero que lo dejes todo por mi y que me des las gracias por ello
Quiero que me idolatren
Quiero que me hagan feliz
Quiero que se mueran de amor por mi culpa
Quiero escribir Hamlet
Quiero que Ulises se quede con las sirenas y que Penélope deje ya de coser
Quiero que entiendan mis errores, me perdonen y me digan, “como decíamos ayer”
Quiero no ser compresiva
Quiero enfadarme por tonterías
Quiero un vestido de Fortuny
Quiero que mientan todo el rato, pero sin que se note
Quiero creérmelo todo
Quiero que me entiendan, aunque hable en otro idioma
Quiero la belleza de Lauren Bacall
Quiero aburrirme
Y lo quiero ya
Silvia Grijalba
jueves, 14 de julio de 2011
miércoles, 7 de abril de 2010
Tabla de salvación
Estremecida después de leer Las ultimas cartas de Jane Bowles a Paul y pensando en lo menos evidente: lo horrible que debe ser recibir un texto tan desesperado de alguien a quien quieres y esta convencido de que sólo tú puedes salvarle
martes, 15 de diciembre de 2009
Las descargas y la publicidad de las telefónicas
Pensando en todo esto de las descargas de internet y en lo que ganan las companías telefónicas gracias a ello (nadie tiene un adsl de 10 megas para consultar su cuenta de gmail), me he dado cuenta de que dos de ellas han hecho sendas campañas publicitarias que en el fondo aluden al asunto de esa gratuidad que se le presupone al arte (asunto en el que no voy a entrar porque es tan obvio que bajarse algo de internet sin permiso de su dueño es robar que me parece ridículo explicarlo).
A ver, en una de ellas un abnegado editor no para de llamar a su escritor para que este (que se pega la vida padre, en piscinas, durmiendo la mona hasta las tantas y sin pegar ni chapa) le entregue su novela. Es decir, el mensaje es: los escritores no trabajan. Escriben sus libros básicamente durmiendo y metidos en jacuzzis, no como el resto de los mortales. Ergo, no se les debe remunerar por su trabajo, muy al contrario, me atrevería a proponer que pagaran por ello, algo que lamentablemente ya está inventado, por supuesto, dentro de la industria cultural, donde ni siquiera sus artífices creen en que el arte debe pagarse.
En la otra campaña, los usuarios de esa empresa de telefonía móvil van a diversos comercios y proponen irse sin pagar. Se supone que están acostumbrados a los "planazos" de esa empresa y que piensan que todo el monte es orégano gratuito. En efecto, una bonita metáfora de la realidad. Pero yo propongo otro concepto: como la música es gratis, pues eso, no paguemos el teléfono, ni la luz, ni la hipoteca. ¿Y el derecho a una vivienda digna? ¿porqué no se manifiestan por eso? ahí sí que podría incluso estar de acuerdo.
A ver, en una de ellas un abnegado editor no para de llamar a su escritor para que este (que se pega la vida padre, en piscinas, durmiendo la mona hasta las tantas y sin pegar ni chapa) le entregue su novela. Es decir, el mensaje es: los escritores no trabajan. Escriben sus libros básicamente durmiendo y metidos en jacuzzis, no como el resto de los mortales. Ergo, no se les debe remunerar por su trabajo, muy al contrario, me atrevería a proponer que pagaran por ello, algo que lamentablemente ya está inventado, por supuesto, dentro de la industria cultural, donde ni siquiera sus artífices creen en que el arte debe pagarse.
En la otra campaña, los usuarios de esa empresa de telefonía móvil van a diversos comercios y proponen irse sin pagar. Se supone que están acostumbrados a los "planazos" de esa empresa y que piensan que todo el monte es orégano gratuito. En efecto, una bonita metáfora de la realidad. Pero yo propongo otro concepto: como la música es gratis, pues eso, no paguemos el teléfono, ni la luz, ni la hipoteca. ¿Y el derecho a una vivienda digna? ¿porqué no se manifiestan por eso? ahí sí que podría incluso estar de acuerdo.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Soseki y el regalo de la experiencia adolescente
Muy pocas veces en la vida me entran ganas de volver a tener 13 años. Como ya comenté en un post anterior, la tan mitificada adolescencia me parece la peor etapa vital. Pero hay que reconocer que una de las pocas ventajas de la pubertad está en que es más fácil caer rendido ante algo y dejarse atrapar por el entusiasmo, la pasión de un conocimiento nuevo.
Cuando, después de una noche en vela, la que pasé leyendo Soseki Inmortal y Tigre, el nuevo libro de Dragó, di la vuelta a la última página y cerré los ojos haciendo como que iba a dormir, pensé en la rabia que me daba no haber leído ese libro 25 años antes, cuando todo lo que se contaba hubiera constituido un mapa de indicaciones para seguir investigando, una especie de sortilegio que abriera las puertas de la percepción y el conocimiento. Pero no, me equivocaba. La vigilia no me dejaba pensar con claridad. Lo que había sentido descubriendo Soseki Inmortal y Tigre era idéntico, aunque ahora estuviera más cerca de la menopausia que de la menarquia, que lo que había experimentado la primera vez que leí “Siddhartha”, “La Isla” de Huxley, “La Isla del Tesoro”, “Alicia en el País de las Maravillas” o algunas partes de “Gárgoris y Habidis” (al que entonces no conseguí hincar el diente completamente). Era evidente ¿qué hacía despierta a las 5 de la mañana, leyendo sin parar? ¿por qué tenía esa excitación del descubrimiento, de la primera vez? El libro me había seducido y me había regalado esa experiencia adolescente, ahorrándome los cambios de humor, el acné y las inseguridades.
Dentro de unos días, se podrá ver en Las Noches Blancas mi breve comentario sobre él. Supongo que habrá quedado torpe, así que aunque me repita, me gustaría ahondar en lo que digo allí. Comentaba que de él se pueden extraer dos enseñanzas fundamentales que, en mi opinión, definen a un Dragó que no todo el mundo conoce y que aquí se muestra sin pudor. Se trata de su capacidad para cuestionarlo todo, para no dar nada por hecho y no dejarse amedrentar por la autoridad y esa facilidad suya para sacar algo bueno (esta novela) de lo terrible (la muerte de Soseki). Lo primero es una constante en el libro. El abuelo le enseña a su nieta muchísimas cosas, le habla de filosofía, de historia, de leyendas… pero la enseñanza fundamental es la de desaprender lo aprendido, forjar un camino del saber propio. Lo segundo, esa capacidad para darle la vuelta a la vida, algo que todos sabemos en teoría pero que muy pocos tienen la determinación de hacer, es otro de esos rasgos que hacen que quiera y admire a Dragó.
Llegados a este punto, dejemos las cosas claras. Es evidente que Fernando Sánchez Dragó tiene miles de seguidores que le idolatran y también cientos de detractores que no le pueden soportar. Y, de hecho, es bastante frecuente que tenga que explicar porqué me gusta tanto y porqué le tengo tantísimo cariño. Comento esto porque sí, efectivamente, escribo este texto desde el corazón. Yo conocí a Soseki, viví el dolor de Dragó y Naoko por su muerte. Descubrí junto a ellos, José Girl, Bunbury y Javier Colis las huellas en la mesa del centro de Eleusis y de ahí salió un cuento que tengo el honor que él haya decidido que aparezca en el libro. Viví esa herida profunda casi de primera mano y yo misma sufrí por Soseki y por ellos dos.
El libro lo leí antes de volver a ese centro iniciático que Dragó planea abrir y que aún está en pañales, pero que ha empezado a dar sus primeros frutos. En mi caso, debo decir que llegué de una manera la noche anterior a la presentación del libro en la Iglesia del pueblo y 48 horas después salí de allí transformada, con la sensación de que habría un antes y un después en mi vida. Ignoro si será así, pero el simple hecho de sentir eso, ya es suficiente.
Durante esas horas hubo muchos momentos mágicos, pero el que quizá ayuda a entender mejor de qué estamos hablando es el del bautizo de Sensei, el hermano de Soseki. Fue una ceremonia corta e íntima. Los seis que asistimos al acto nos emocionamos. Todos teníamos en común el amor por Dragó y Naoko, por Soseki y, a partir de entonces, por Sensei. Eso ya es un rasgo definitorio, pero también lo es tener la sensibilidad y la capacidad para el juego de hacer de esa liturgia algo completamente serio; sólo los niños y algunos adultos como nosotros seis son capaces de “jugar” con esa solemnidad. Dragó improvisó unas palabras, que repitió porque no le convencían, Alicia Mariño (autora del haiku que sirve de epitafio en la tumba de Soseki y madrina de Sensei) ejercía su papel con absoluta ceremonia como la Alicia de Lewis Carroll que es. Naoko, la sabia y dulce Naoko, miraba la escena con ternura; Elena Figueroa sostenía la pila bautismal llena de champán y después pensé que hubiera sido perfecto que cantara algo a capella, como sólo ella sabe hacer; el Bárbaro Ramón Blecua, uno de los nuevos colonos de Castilfrío, había hecho un alto en sus periplos de nómada para asistir a la ceremonia y daba un aire de solemnidad al acto, ataviado con su capa negra; y yo, allí estaba, acordándome de ese día en el que allí mismo, en ese jardín presidido por un Buda, Soseki dejó sus botas de siete leguas para convertirse en un tigre de luz.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Durutti ¿el de la columna?
En homenaje a Buenaventura, que murió hace 73 años, unos instantes de Durutti Column, uno de mis grupos favoritos. En honor a la verdad, debo decir que cuando conocí el grupo aún no sabía de dónde venía. Recuerdo que cuando mi padre me preguntó si eran anarquistas (eso sí sabía qué era, hombre, gracias al punk, claro) le dije que no, que no eran punks, con lo cual no podían serlo... era la típica displicencia que dan los 14 años. El me miró fijamente, como solía hacer a lo largo de toda su vida, cada vez que yo no sabía algo que a él le parecía esencial, en un gesto entre sorpresa, cariño, sonrisa y falsa indignación y me preguntó: "¿no sabes quién era Buenaventura Durrutti?" a partir de aquél día yo lo supe.
Durutti Column y Tuxedomoon fueron dos de los grupos favoritos de mi padre. Varios años después, hacia el 88, entrevisté a Vini Reilly en Madrid. Cuando me concedieron la entrevista, llamé emocionada a mi padre y Vini me firmó un disco para él que busqué cuando mi padre murió y no encontré, quizá esté en alguna caja secreta que nunca ha aparecido. Fue un día importante para mi, el de esa entrevista. Yo adoraba a ese grupo, era de los primeros encuentros de prensa importantes de mi vida y además allí conocí al que sería mi pareja durante los siguientes cuatro años. De aquella conversación con Reilly recuerdo que me contó que sólo comía sandwiches de jamón, queso y huevo con patatas fritas. Así es la memoria.
Bueno, y así, gracias a ellos me enteré bien de qué era eso del anarquismo.
Durutti Column y Tuxedomoon fueron dos de los grupos favoritos de mi padre. Varios años después, hacia el 88, entrevisté a Vini Reilly en Madrid. Cuando me concedieron la entrevista, llamé emocionada a mi padre y Vini me firmó un disco para él que busqué cuando mi padre murió y no encontré, quizá esté en alguna caja secreta que nunca ha aparecido. Fue un día importante para mi, el de esa entrevista. Yo adoraba a ese grupo, era de los primeros encuentros de prensa importantes de mi vida y además allí conocí al que sería mi pareja durante los siguientes cuatro años. De aquella conversación con Reilly recuerdo que me contó que sólo comía sandwiches de jamón, queso y huevo con patatas fritas. Así es la memoria.
Bueno, y así, gracias a ellos me enteré bien de qué era eso del anarquismo.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
El nómada Bowles
Hoy hace 10 años de la muerte de Paul Bowles, alguien definitivo en mi educación. Cuando leí Memorias de un Nómada sentí una de esas envidias sanas que te cambian la vida. Decidí que yo también quería llevar esa vida aventurera, nómada, aparentemente libre, de Paul y Jane. Lo ideal hubiera sido vivirla en los años 30, cuando Tánger era Ciudad Internacional o en los 60, cuando paseaban por allí Brian Jones o Burroughs, pero aún no estaba lo suficientemente perfeccionada la máquina del tiempo.
Desde entonces le he seguido muy de cerca y es una de esas personas que te vienen a la memoria de vez en cuando. Pongo aquí una de sus composiciones porque la música y no la literatura fue lo que le llevó a Tánger. Fue allí con una beca para investigar la música de trance de los Master Musicians of Jajouka, entre otros asuntos.
En un post anterior (http://silviagrijalba.blogspot.com/2008/12/viajes-platnicos.html) hablo de mi fascinación por esos músicos del Atlas y el no viaje que no hice con mi padre, pero además de allí salió una idea que aún no he llevado a cabo, la de escribir un libro sobre la conexión entre la música de trance tradicional y la electrónca. Un proyecto caro que, de momento, está en el armario, deseando salir. Desde aquí comento que busco mecenas que lo financie, interesados, dejen su mensaje después de la señal.
Desde entonces le he seguido muy de cerca y es una de esas personas que te vienen a la memoria de vez en cuando. Pongo aquí una de sus composiciones porque la música y no la literatura fue lo que le llevó a Tánger. Fue allí con una beca para investigar la música de trance de los Master Musicians of Jajouka, entre otros asuntos.
En un post anterior (http://silviagrijalba.blogspot.com/2008/12/viajes-platnicos.html) hablo de mi fascinación por esos músicos del Atlas y el no viaje que no hice con mi padre, pero además de allí salió una idea que aún no he llevado a cabo, la de escribir un libro sobre la conexión entre la música de trance tradicional y la electrónca. Un proyecto caro que, de momento, está en el armario, deseando salir. Desde aquí comento que busco mecenas que lo financie, interesados, dejen su mensaje después de la señal.
domingo, 8 de noviembre de 2009
A continuación un vídeo perfecto. Lou Reed sobre fragmentos de obras de Warhol. La sobre exposición y la capacidad para el marketing del de Pensilvania han hecho que determinados sectores le consideren un artista menor, una especie de artesano listo que era más hábil para venderse que para crear. El debate sobre si un artista contemporáneo debe aunar talento (o genialidad) con capacidad para conseguir que su obra llegue al mayor número de gente posible nos llevaría mucho tiempo y ahora no es el momento. A grandes rasgos, yo diría que sí. Pero volviendo al tema que nos ocupa, en estas imágenes se ven extractos de “Blow Job” y “Kiss”, dos obras que, en mi opinión, nadie ha conseguido superar. Me refiero a que las claves de ambas (excitación/experimentación/repetición) han sido el germen de muchas obras de vídeo arte posteriores y ninguna las ha sobrepasado. Ahora que está tan de moda todo ese asunto del porno arty, del erotismo conceptual y de grabar a Beckham durmiendo, en fin, me acuerdo de "Kiss" y "Blow Job" y, por supuesto, de "Sleep" y me da la risa floja.
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