Sí, en efecto, soy una fanática de Joy Division y voy a dar bastante la lata sobre Control, esa película que estoy deseando ver cuánto ha recaudado en el primer fin de semana porque, como sea mucho, me alegraré de vivir en un país mejor del que pensaba y si es muy poco, corroboraré esa sensación de que conozco al menos al 80% de las personas que han ido a verla, lo cual demuestra mi impresión de que vivo en un micromundo paralelo donde mis intereses los comparten alrededor de 1000 personas, no más, en todo el país. Veremos, la recaudación de Control va a ser la prueba del algodón.
Después de esta primera disquisición, una segunda. En el post anterior (que borraría pero dejo especialmente por el comentario de Jazznoize) me planteaba la posibilidad de que New Order y Curtis fueran unos hooligans y comentaba que si así era, me daba un poco igual. Pues bien, si nos basamos en Control, la impresión es simplemente que son unos chavales de alrededor de 20 años, de clase trabajadora, a los que el éxito les llega de repente y, desde luego, no me parece que salgan mal parados en la película. Hacen lo que cualquier chaval en pleno éxito y cierta inconsciencia juvenil haría: no darle importancia a la enfermedad de su amigo (que él, por otra parte, intenta disimular y a la que tampoco da mucha trascendencia) y disfrutar del momento.
En tercer lugar, una pequeña crítica a una película sublime, con una fotografía sencillamente genial y un planteamiento y un casting perfectos. Control se basa en el libro de Debbie Curtis, la viuda oficial de Ian. Así que hay algunos elementos que, en mi opinión, son partidistas. El hecho de que el punto de vista del filme sea el de la relación entre ambos, me parece original y perfecto, pero creo que Corbijn se ha dejado llevar por esa revancha de Debbie que enturbia un par de pasajes. Su visión es la de la chica de Manchester tradicional, que se casa con un chico guapo y sensible que cita a Wordsworth y que lo que quiere es un hombre que la cuide, que la proteja, que vaya a su trabajo, que salga de vez en cuando al pub y que vaya los sábados a alguna fiesta. Nada en contra de ello, perfectamente respetable, pero igual que Ian se da cuenta rápidamente de que su matrimonio ha sido un error, ella debería haberse percatado que el Ian estrella de rock no es el hombre que ella quiere. En cualquier caso, ella también era joven y es lógico que no tuviera una reflexión tan madura. Pero su resentimiento se nota en su libro, por supuesto, y en la película y eso llega a molestar. El ejemplo más significativo, en mi opinión, es cuando se destaca una voz en off en la que Ian explica que a él esa fama de Joy Division no le interesa, que aquello le estaba sobrepasando, que estaba obligado por el resto de la banda y que, prácticamente, hacía lo del grupo por diversión. No sé si eso sale de algo que había escrito Curtis, pero incluso si es así (todos escribimos, en momentos de desesperación, cosas que no pensamos) me parece erróneo que se destaque y se quiera dar esa impresión. Si nos ceñimos a la película, es evidente que la ambición artística de Curtis es desmedida.
Quiere ser como Lou Reed o Iggy Pop, se molesta profundamente (mientras el resto del grupo está tan contento) porque Tony Wilson, el gran Tony Wilson, simplemente enseña la portada de su single y no pone su disco en la tele; invierte todos sus ahorros familiares en la grabación del primer disco; deja su trabajo… En fin, que no cuela, que aunque Debbie nos quiera hacer creer que Ian fue arrastrado por las circunstancias y que lo que quería era tener un grupillo de domingueros y quedarse con ella, en Manchester, pues no, Ian quería/tenía que ser una estrella. Otro asunto, claro, es el personaje de la amante, la nueva. Un proceso que ya es un tópico a lo largo de la historia del rock y del que los Beatles tienen sobrada experiencia. La novia de adolescencia que se casó con un chico que empezaba no entiende las giras, las ausencias, las rarezas y la dedicación de ese chico normal que, de repente, se convierte en lo quería ser: artista. Así que llega una chica que sí comprende y comparte todo aquello, que tiene más que ver con el asunto y es una buena compañera para esa nueva etapa. Es difícil de aceptar y la prueba está en el libro de Debbie Curtis y en el de Cynthia Lennon (si tan horrible fue ¿porqué mantiene el apellido?) la primera mujer de Lennon, dos tomos que cuentan lo mismo y dos mujeres que miles de años después siguen resentidas e intentando inculcar al mundo esa impresión de que ellos les debian todo (incluso su éxito), un concepto que tan bien supo inocular Debbie a Ian, tanto que, en fin, no es difícil adivinar que la culpabilidad por no llevar una vida “normal”, recta, fue el motivo esencial (no el único, pero sí el principal) que le llevó a ponerse la soga al cuello a Curtis. Anika es la Yoko Ono de Joy Division. Una buena compañera de viaje para un hombre así, tan buena como lo fue Linda McCartney para Paul o Barbara Bach para Ringo pero, claro, de Anika sabemos poco en la película, poco más que está muy buena, que es “como francesa” (algo contra lo que una mujer no puede luchar, la “francesidad” es una cualidad imbatible) y una pija que, según ponen en boca de Curtis (ay, esa influencia de Debbie) no le permite abandonarla, como si hubiera hecho algún sortilegio o fuera una pérfida pécora que le tenía retenido con sus malas artes francesas.
Una de las escenas que más me gusta de Control es cuando Ian llega a casa después de una gira. En el fondo es lo que cuenta en Isolation. La gira es el parque de atracciones, Shangrilá, Oz… o más bien el País de Nunca Jamás, un territorio donde no hay responsabilidades, donde el road manager se ocupa de pagar el hotel, de recogerte, llevarte, contactar con los dealers, seleccionar a las grouppies… el paréntesis de la eterna adolescencia. Llegar a casa, donde te espera una mujer malhumorada porque no tiene un duro, una niña llorando y unos platos por fregar no es el mejor aterrizaje. Es injusto, pero es humano. Esa fase, del grupo que aún no es muy muy famoso (porque en ese caso, no hay problema, llega a una mansión con servicio) y vuelve a la realidad del hogar es algo que siempre me ha intrigado. Cuando entrevisté a Jagger, le pregunté por aquello. Por cómo era volver a casa (cuando aún no era Dios, pero tenía bastante éxito) después de una gira y lo reconoció, dijo que era lo más duro que había del rock. Tener que sacar la basura (y saber que si no lo haces, te va a caer la bronca) después de que todo el mundo te ha estado diciendo que eres el mejor del mundo. Ese es el enfoque en esta película se ha perdido, por algo lógico, es normal que Debbie no quisiera que ese fuera el “testamento” de “su” hombre, pero ahí tenemos Isolation, en mi opinión, la canción que es la clave de la historia de Ian Curtis y también de la trastienda doméstica del rock.
La Letra
In fear every day,m every evening,
he calls her aloud from above,
carefully watched for a reason,
painstaking devotion and love,
surrendered to self preservation,
from others who care for themselves.
A blindness that touches perfection,
but hurts just like anything else.
Isolation, isolation, isolation.
Mother i tried please believe me,
i'm doing the best that i can.
i'm ashamed of the things i've been put through,
i'm ashamed of the person i am.
Isolation, isolation, isolation.
But if you could just see the beauty,
these things i could never describe,
these pleasures a wayward distraction,
this is my one lucky prize.
Isolation, isolation, isolation, isolation, isolation.